El corredor boliviano Willfredo Mamani afronta su segunda Ultra-Pirineu consecutiva
La primera vez que el boliviano Willfredo Mamani Cartagena participó en la maratón Ultra Pirineu fue en el año 2016 y tardó en completarla 28 horas y 14 minutos. Hasta entonces sólo acumulaba experiencia competitiva en pruebas de maratón y media-maratón, y siempre motivado por el puro placer de correr. Porque a sus 55 años, nada más le mueve. “Para mí, correr es como vivir. Es una forma de vida”, reconoce Willfredo, quien el próximo sábado 23 de septiembre participará por segundo año consecutivo en la Ultra Pirineu.
Por delante tendrá una exigente prueba de 110 kilómetros, con salida y llegada en la localidad catalana de Bagà, y que Willfredo desea bajar de la marca del año pasado. Aunque confiesa que los corredores de la categoría Máster (destinada para los mayores de 50 años), ya no tienden a mejorar sus marcas. En ellos prevalece disfrutar la carrera y finalizar la competencia. “Yo me transformo. Ni siquiera llevo música. Me gusta correr pensando en mis asuntos personales”, afirma.
La altitud boliviana: a su favor
La vida deportiva de Willfredo se inició a su llegada a Barcelona hace ya 17 años. Allí fue donde logró terminar su primera maratón de 42 kilómetros y donde también irrumpieron las primeras lecciones en salud deportiva. “Primero se camina, y luego se corre de poco a poco”, puntualiza, insistiendo en la importancia de los hábitos alimenticios saludables y la disciplina en la recuperación posterior. Porque sólo entonces irrumpe la genética para marcar la diferencia. Algo que Willfredo sabe que pasará el próximo sábado cuando coronen el pico Niú a 2.520 metros y no sienta los efectos de la altitud. “Es la genética boliviana. Yo me siento preparado.”, asegura.
Correr para vivir. Así define Willfredo su amor por las carreras y que compagina con su quehacer diario como empleado de un hotel y con su afición a la fotografía. Una actividad que hace años le permitió inmortalizar otra de sus grandes pasiones: la esencia indígena de Bolivia, la cual materializó en una colección de retratos titulada ‘Primavera en Tierra Aymara’.
“Es mi todo, es mi sangre, es mi pueblo”, explica orgulloso cuando recuerda los orígenes humildes de sus padres en las ciudades de Quillacollo y Achacachi y a los que honra mostrando la Wiphala en cada una de sus carreras.
Fotografías: cortesía de Willfredo Mamani Cartagena